Fernando Vicente Prieto
Marcha Lunes, 08 Octubre
2012
Exactamente a las 22.06, hora de Venezuela, el Consejo
Nacional Electoral (CNE) anunció que la brecha a favor de Hugo Chávez se
consolidaba, alcanzando una distancia irreversible sobre Henrique Capriles. En
el primer informe parcial, con un 90% de los votos escrutados, el CNE informó
que la participación electoral fue histórica, superando el 80% del padrón, con
un 54,42% para Chávez y un 44,97% para Capriles, Con este resultado, el pueblo
venezolano ratifica una vez más su propio camino hacia el socialismo, un modelo
original que hunde raíces en su propia historia, rescatando el pensamiento vivo
de Simón Bolívar, junto a Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Antonio Sucre
y el Cacique Guaicaipuro, entre tantos otros antecedentes de lucha.
Desde algunas horas antes, miles de caraqueños y mirandinos
comenzaron a concentrarse en la zona del Palacio de Miraflores, palpitando un
desenlace que se veía venir desde hacía semanas, y que fue evidenciado
claramente en el cierre de campaña del jueves pasado, cuando un millón y medio
de personas hicieron explotar el centro de Caracas, a ritmo de rumba y
revolución.
La Revolución Bolivariana pasa de esta manera una prueba de
fuego, no sólo porque derrota a un candidato construido pacientemente por los
sectores más conservadores del país, sino también porque enfrenta al desgaste
de 14 años en el gobierno, empalmando además con el malestar de amplios
sectores de la población con muchos funcionarios chavistas a nivel de
ministerios, estados (provincias) y alcaldías. No son pocas las voces que,
desde la revolución, acusan a gran parte del funcionariado de trabajar para
frenar los cambios desde el interior del propio proceso, al punto de que existe
el término “derecha endógena” para referirse a este fenómeno de funcionarios
rojo-rojitos por fuera pero muy parecidos en su estilo de gestión al de los
políticos de la Cuarta República, cuando los partidos tradicionales de derecha
(COPEI y Acción Democrática) se repartían el Estado, alternándose en la
presidencia, mientras la situación del pueblo no dejaba de empeorar.
Poder popular, contra
la corrupción y el burocratismo
Lejos de ser simplemente una renovación presidencial, la
ratificación de Chávez en el terreno electoral impone un nuevo escenario que
afectará seguramente todos los ámbitos de la política nacional y
latinoamericana. En diálogo con Marcha, Kevin Rangel, vocero de la Corriente
Revolucionaria Bolívar y Zamora (CRBZ), sostuvo que “esta no era una elección
cualquiera para nosotros, sino una batalla decisiva, que abre el camino para
consolidar y profundizar la revolución”. El referente destacó “la masiva participación
del pueblo, con porcentajes históricos” y señaló que “desde el mismo día de
mañana la revolución debe enfrentar las dificultades que tiene y no debemos
negar, sino superar”, señalando entre las principales a la corrupción, el
burocratismo y la ineficiencia.
El propio Chávez reconoció implícitamente que estos son los
principales problemas de su gobierno. Por eso durante el último tramo de
campaña realizó autocrítica en relación a la gestión, y vinculó una mayor
eficiencia a partir de esta nueva etapa con la necesidad de un mayor
protagonismo del pueblo. Durante la última semana de campaña, incluso explicitó
la propuesta de un ministerio “de seguimiento” y control de la gestión pública.
“Este resultado sienta las bases para la radicalización del
proceso, para superar el Estado liberal burgués y dar paso al Estado comunal”,
afirmó el referente de la CRBZ, con la expectativa de que el proceso de
organización del poder popular alcance un nuevo impulso, en lo que tal vez es
el aporte más interesante y creativo del proceso bolivariano a la historia de
lucha de los pueblos y la concepción de democracia.
Viviremos y
venceremos
Ante un colmado “balcón del pueblo”, en Miraflores, justo en
el lugar donde el pueblo defendió la democracia del golpe de abril de 2002,
Chávez dio un discurso de media hora con tono conciliador, destacando la
vigencia de la Constitución y convocando “al diálogo, al debate y al trabajo
conjunto por la Venezuela bolivariana”, especialmente “a quienes andan
promoviendo el odio”.
El presidente señaló que había sido “una batalla democrática
perfecta” y se mostró muy feliz por el nivel de participación en las
elecciones, que de acuerdo a la normativa, son voluntarias. También destacó la
ausencia de “acontecimientos que lamentar” y elogió el trabajo del Plan
República, esquema de seguridad electoral a cargo de las Fuerzas Armadas
Nacionales Bolivarianas. Además, reconoció especialmente al sistema electoral.
“Hoy se demostró que la nuestra es una de las mejores democracias del mundo”,
expresó, visiblemente orgulloso.
El triunfo fue de una magnitud importante, lo que permitió
desmentir las coberturas que habían realizado importantes medios de
comunicación de Venezuela, España y Argentina,como ABC y El País, de España y
La Nación y Clarín, de Argentina. Este último llegó a publicar ayer alrededor
de las seis de la tarde que la tendencia era favorable a Capriles por más de un
punto. Además, el líder bolivariano se impuso en al menos 20 de los 24 estados.
De acuerdo a los números de Chávez, la diferencia final será de once puntos
porcentuales.
“Felicito de corazón a esos más de ocho millones de
compatriotas que votaron por la revolución, votaron por el socialismo, votaron
por la grandeza de Venezuela”. Señaló que “esos son votos conscientes, votos de
la Patria”. Destacó el apoyo de Argentina y Cuba y consideró que este es un
triunfo de América Latina. “Le pido a Dios que me dé vida y salud para darle
más y mejor al pueblo venezolano”, declaró desde el balcón. A esa altura, se
escuchaba “Alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina” y
mientras Chávez entonaba esa canción, el pueblo -en el centro y en los barrios
populares- comenzaba una rumba que duraría hasta la mañana siguiente.
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