Por Julia de Titto.
El video de la golpiza
que recibió Natalia Riquelme de su ex marido puso de nuevo en agenda pública la
violencia de género. La falta de aplicación de la ley y la exigencia del
movimiento de mujeres de la declaración de Emergencia Nacional en este tema.
El caso de Natalia Riquelme surgió a la luz en estas semanas
a raíz de la filmación que hicieron sus vecinos del momento en que el ex marido
la golpea ferozmente delante de su hija de 5 años, cuando iba a buscarla para
compartir el Día del Niño. Desde junio de 2011, Riquelme realizó un total de 17
denuncias ante las fuerzas policiales de Bahía Blanca. Ninguna fue tenida en
cuenta hasta que trascendió por los medios de comunicación y las redes sociales
el video donde se muestra la feroz golpiza. Según Riquelme la jueza a cargo de
la causa ni siquiera la recibió y la única medida que se tomó fue una orden de
restricción por el plazo de 90 días, en el cual Julián Eduardo Bilbao no podrá
acercarse a menos de 200 metros de la víctima.
Lo que más le preocupa a Natalia Riquelme es la seguridad
física y psicológica de sus hijas, en particular de la mayor (de casi 6 años)
quien presenciara los golpes: “La nena no quiere ir a la casa, no quiere volver
más. Tiene miedo de que vuelva el padre, por más que le diga que no va a venir,
porque tenemos un papel”, declaró. Y agregó que “hasta la abuela le pegaba a la
nena. ¿Cómo mi hija va a estar con una familia agresiva? No voy a permitir que
vuelva a revincularse con su padre”.
El caso de Natalia Riquelme, más allá de la violencia que
sufrió y sufre en particular, lo que saca a la luz es la incapacidad y falta de
voluntad por parte de los responsables de las políticas sociales de prevenir y
erradicar la violencia de género. 17 denuncias sin respuesta, es una cifra que
se repite a lo largo y ancho del país.
En este sentido, Susana Chiarotti, integrante del comité de
expertas en violencia de género de la Organización de Estados Americanos,
afirmó en una entrevista radial en Llevalo Puesto de FM La Tribu que la
visibilidad que adquirió este caso, y el de Mariana Elías -que fue atacada a
golpes y picaneada por su ex novio, luego de revisarle el celular- quizás
sirvan como oportunidad para exigir que el Plan Nacional contra la Violencia
hacia las Mujeres, se implemente de una buena vez y le fijen una partida
presupuestaria para que el año que viene comience a funcionar.
La violencia de género tiene como situación extrema el
femicidio, es decir el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres. Pero
los indicios de una relación violenta parten de mucho antes, y pueden ser
detectados previamente a que la situación pase a mayores. Pero una suma de
factores que van desde lo cultural a lo político estatal, impiden resolver o
prevenir a tiempo estas situaciones. Desde la falta de implementación de
políticas estatales que concienticen sobre, prevengan y sancionen la violencia
de género -la ley está aprobada desde 2009 y reglamentada desde 2010, pero aún
no tiene presupuesto-, hasta que las denuncias en las comisarías son en la enorme
mayoría de los casos ignoradas o subestimadas, pasando por que existen muy
pocas comisarías de la mujer en el país -44 en la provincia de Buenos Aires y
22 en Santa Fe hasta fines del año pasado- la situación parece no tener
respuesta.
Chiarotti analizó: “Las comisarías de la mujer son escasas,
no están en todas las ciudades, y puede suceder que las mujeres vayan a una
comisaría normal y ahí nos encontramos con personal que no está capacitado,
sensibilizado, para atender adecuadamente violencia de género. Entonces la
víctima tiene que ir una y otra vez. A veces le toman la denuncia, a veces no.
Y ahí llegan al caso extremo de tener que producir su propia prueba como hacer
filmar una situación de violencia para tener pruebas para que la justicia las
escuche”. Se estima que alrededor del 90% de los casos de violencia de género
ni siquiera llegan a ser denunciados por las víctimas. Según la especialista,
de todas las etapas que hay desde la denuncia, hasta el juicio, la sanción, la
reparación, y el seguimiento de la sentencia, no se está pudiendo resolver el
primer capítulo que es el de la denuncia.
Un estudio, elaborado por Diego Fleitas Ortiz de Rosas y
Alejandra Otamendi de la Asociación de Políticas Públicas, informa que se
estima, según las denuncias realizadas, que en el año 2009 alrededor de 275 mil
mujeres fueron golpeadas en todo el país (sin contar aquellas que sufrieron
violencia en contextos de robos).
Emergencia nacional
El movimiento de mujeres y feminista se encuentra encarando
una campaña en todo el país para que se declare la Emergencia Nacional de
Violencia de Género. La iniciativa surgió de distintas organizaciones sociales
y de mujeres de provincias del noroeste argentino, y pronto se nacionalizó.
Este viernes 24, se llevarán adelante acciones en todo el país para exigir la
emergencia nacional.
Noelia Figueroa, secretaria de Género de CTA Rosario,
afirmó, en diálogo con Marcha que “Como movimiento de mujeres venimos exigiendo
en distintos lugares del país que se declare la emergencia en violencia de
género y sexual para que se asignen partidas presupuestarias acordes y se
pongan a funcionar los programas que ya existen. Hacemos responsable al Estado
en sus diferentes niveles de la falta de seguimiento y control en los casos de denuncias
de violencia”. Y también convocó a las mujeres a continuar realizando las
denuncias en los lugares pertinentes y a buscar una red de contención para
enfrentar las situaciones violentas: “Más allá de estas exigencias por volver
efectivas las políticas públicas, es muy importante que todas las mujeres sepan
que deben asesorarse, acercarse a los lugares habilitados para tal fin en cada
ciudad, hacer las denuncias legales correspondientes, en la comisaría de la
mujer, o directamente en la justicia. Es importante hablar con otras mujeres
para pedir ayuda, acercarse a las organizaciones que trabajamos con estos
temas. Es necesario para todo esto que pidan ayuda ante las primeras señales de
violencia de cualquier tipo, que no estén solas y que puedan contar lo que
sucede. Que se entienda que no es un problema de cada una en su casa o con sus
cosas sino que es un flagelo que nos azota como sociedad”.
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